Este es uno de esos libros cuya sugerentemente rosa portada y extrema delgadez llama la atención. Uno de esos que, al ojear las primeras páginas y leer palabras sueltas como «mamada», «fluido preseminal» y «tetas de talla 90» piensas: este libro tiene que estar bien si empieza así. Pero no. No es así. Solo empieza así. Y ojo, no digo que esté mal, pero no van los tiros por donde parecían apuntar al principio, ni es la hostia bendita que prometía su inicio.
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