Seguro que alguna vez habéis oído o habéis dicho (o puede que incluso os lo hayan dicho) eso de «huele peor que un perro mojado». Pero, ¿alguna vez habéis olido alguno? La verdad es que huele realmente mal. Es un olor que no es tan repugnante como otros, no sé cómo definirlo, pero se reconoce fácilmente. Agradable, no es. La explicación científica es que cuando el agua entra en contacto con las glándulas sebáceas… Bueno, mira, el que quiera saberlo que lo busque en San Google, que yo no he venido aquí a hablar de perros que huelen a mojado, sino al olor que deja su ausencia.
Reseña completa en Anika Entre Libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario